Pintamos un cuadro con acrílicos y espátula

La pintura acrílica se disuelve en agua y se seca rápidamente.
Los pinceles son tanto de pelo fuerte (cerdo) como suave (sintéticos, buey, pony). Y los soportes, casi todos, tela de lienzo, madera, cartón, papel de acuarela.
La paleta ha de ser pequeña y hay que lavarla al terminar de pintar.
Se pueden hacer empastes tomando cantidad de pintura o pintar con la pintura tan diluida que parezca acuarela.
Los colores son los mismos de la paleta básica y se pueden añadir más colores a medida que vayamos adquiriendo experiencia.
El salpicado, las veladuras, el empaste y otras muchas técnicas son aplicables a los acrílicos.
No necesita barniz, aunque si quieres puedes darle una capa para darle un aspecto brillante.
Los pinceles debes lavarlos inmediatamente para que no se endurezcan y mientras los usas, límpialos con agua, no los dejes con pintura.

La pintura a la espátula:

Los colores se mezclan y aplican espesos; se utiliza la paleta o un plato para efectuar mezclas, recoger y preparar el color. Es preferible antes cubrir la tela con una pintura previa, muy delgada, realizada con pinceles y colores diluídos. Esto nos permite disponer de un fondo, que cubre y resuelve aquellas partes, pequeñas zonas o intersecciones, en que la espátula no puede llegar.
Para la obtención de un estilo moderno, cabe la mezcla y obtención de matices y colores realizados sobre la misma tela, sin pasar por la paleta.
Las zonas muy amplias se pintan una vez y se dejan así como quedaron sin volver a tocarlas ni retocarlas en las faces siguientes. Las zonas o partes más pequeñas, con formas mas rebuscadas y diversas, aconsejan la aplicación del color mezclado antes en la paleta. Es perfectamente válido dar retoques con pincel, tratando de no destruir la apariencia lisa y esmaltada que da la pintura con la espátula.
Se puede trabajar con acrílico perfectamente si se realiza en forma rápida y segura.